Evitar tener antojos es posible pero lo primero que tiene que haber es voluntad para evitarlos.
Como he estado embarazada recientemente tengo el tema muy fresco y quiero contarte cómo evitar los antojos que pueden convertirse en un problema si forman parte de tu día a día.
Es esa idea de «el cuerpo me lo pide» la que está presente cuando tienes un antojo, ¿verdad?
Pues vamos a ver más…
QUÉ ES UN ANTOJO
Según nuestra querida RAE (y lo de «querida» va con segundas), un antojo es un «deseo apremiante y pasajero, habitualmente caprichoso, atribuido popularmente a la mujer embarazada».
Pero seguro que tú misma, sin necesidad de estar embarazada, también has creído tener antojos en muchas ocasiones. ¿Me equivoco?
Es una necesidad que parece que tiene que ser cubierta rápidamente o no puedes seguir haciendo tu vida con normalidad porque no paras de pensar en ello.
Por lo general, hablamos de antojos relacionados con la comida aunque la definición habla de deseos en general.
CÓMO TE AFECTAN LOS ANTOJOS RELACIONADOS CON LA COMIDA
Si eres una persona de antojos te verás envuelta en múltiples contradicciones.
Quizá tu deseo habitual es querer cuidarte pero sufres de antojos con mucha frecuencia y no los puedes evitar.
Cuando algo se te antoja no suele ser una manzana, un buen filete de pescado hervido ni un licuado verde. Lo que se te antojan son patatas fritas, chocolate, un bocadillo de tortilla con alioli o unos churros bien calentitos, etc.
Por lo tanto, los antojos te afectan de varias maneras:
- Por un lado, al tratarse de antojos de alimentos hipercalóricos, te impiden llevar una alimentación equilibrada.
- Por otro lado, dejarte llevar por ellos te genera frustración. Oooootra vez que no has sido capaz de aguantarte y empieza el ciclo de compensación que te traerá aún más problemas.
Reconozco que los antojos eran algo que me producía curiosidad al enterarme de que estaba embarazada. Varias familiares me hablaban de los suyos:
- Que si cruasanes con nata
- Que si boquerones en vinagre
- Que si helado de no sé qué…
Los boquerones en vinagre tenían un pase pero lo demás…sería un problema si me pasaba a mí.
MIS ANTOJOS
Tenía curiosidad por saber cuáles iban a ser mis antojos y cómo los gestionaría.
Justo cuando me quedé embarazada tenía un peso de 42 kilos (mido 1,53) y estaba empezando a tener el cuerpo entrenado que siempre había querido.
Llevaba una alimentación baja en carbohidratos combinada con ayuno intermitente que me estaba sentando genial y me sentía más fuerte, enérgica, sana y guapa que nunca.
Desde el primer momento el cuerpo empezó a pedirme grasa.
Recuerdo un día en el que unos amigos nos invitaron a una barbacoa a su casa, como tantas otras veces. Mi pareja y yo, en las barbacoas, solemos pedir que nos hagan verdura porque no nos gusta hincharnos de carnaza a la brasa. De hecho, yo no suelo tocar la carne cuando me invitan a alguna barbacoa.
No por nada, me gusta la carne, hace muchos años que dejé de ser vegetariana, pero prefiero la verdura y ya está.
Ese día, antes de presentarnos en casa de nuestros amigos que ya nos tenían nuestra verdurita preparada, tuve que pasarme por la carnicería porque lo que de verdad me apetecía era chorizo y morcilla. ¡Me puse morada!
Pero claro, entendí que con mi peso y empezando un embarazo mi cuerpo quería hacer acopio de la grasa que necesitaba para seguir adelante.
Quitando ese día, no he vuelto a sentir una necesidad irrefrenable de comer nada «insano». Teniendo en cuenta que comer de todo, siempre que sea en su justa medida, no tiene porqué ser insano. Es decir, yo no consideré que ese día en el que me puse morada a chorizo y morcilla estuviese haciendo nada malo. Es más, me sentó genial.
Pero muchas personas se escudan en los antojos para permitirse comer cosas que no se suelen permitir, o que consideran que no se tiene que permitir.
Si esto lo haces sin un atisbo de culpa, bien. Pero si te permites los antojos y luego te machacas por ello tendrás un doble problema:
- Le estarás dando a tu cuerpo comida que no necesita y le sienta mal
- Y encima te sentirás fatal a todos los niveles porque te castigarás por ello, aunque solo sea con tus propios pensamientos de juicio, culpa y frustración
Así que vamos a ver algunas claves sobre cómo evitar tener antojos, y sobre cómo gestionarlos cuando los tengas (estando embarazada o sin estarlo).
CÓMO EVITAR TENER ANTOJOS
Para evitar tener antojos tienes que partir de una idea clara para mí:
–> Los antojos no existen
Ósea sí que existen pero no son necesidades que tengas que cubrir, puedes ignorarlos. Que creas que el cuerpo te pide «dulce» no significa que le tengas que dar palmeras de chocolate.
Justo hace unos días, en un grupo de lactancia en el que estoy, muchas mujeres comentaban precisamente esto: sentían una gran necesidad de comer cosas dulces. Pensé que en algún momento, habiendo allí tantas mujeres sabias, alguien confrontaría esta idea…pero no. Nos gusta que nos compadezcan y nos digan que a ellas también les pasa, como si de esa forma hubiera algún tipo de justificación.
¡Y cuidado que no estoy culpando a nadie! Yo también tengo contradicciones y me consuela, cuando algo no me va tan bien como me gustaría, saber que a otras personas también les pasa.
Con el tema de «es que el cuerpo me pide dulce» yo misma me tengo que controlar. Pero quizá me resulta cada vez más fácil puesto que he entendido que ese «dulce» no quiere decir chocolate, bollería o chuches. Y aquí va la siguiente idea a tener en cuenta para evitar los antojos:
–> Cuando el cuerpo te pide «dulce» no te está pidiendo porquerías de las que acabo de mencionar. En realidad te pide alimentos cargados de vitaminas como la fruta o incluso alimentos como la patata, la berenjena, el tomate, el boniato.
Pero claro, si estás acostumbrada a tomar alimentos dulces hipercalóricos, de elevado índice glucémico, como la bollería industrial, el chocolate con leche, etc…que yo te diga que la berenjena es dulce pues te resultará graciosísimo. Así que vamos con la siguiente idea.
–> Para que el cuerpo se regule y deje de pedirte esas «mierdas» intenta que todos los alimentos procesados que tomes no lleven ningún tipo de azúcar ni edulcorantes. Repito: ni edulcorantes de ningún tipo.
Si consigues estar un mes entero prescindiendo de este tipo de «alimentos» vas a notar un cambio brutal en el paladar y eso repercutirá sí o sí en tu forma de comer. Ya no necesitarás determinados alimentos, ni tendrás esa necesidad de «es que me lo pide el cuerpo».
De hecho, es que no es el cuerpo quien te lo pide sino la mente, porque lo tienes asociado con alguna rutina, emoción, trauma o hábito. El cuerpo, si tenemos en cuenta nuestra evolución como seres vivos, no puede pedirte algo que no sabe que existe.
En nuestros orígenes, los orígenes del Homo Sapiens hace miles de años, no existían los donuts ni nada que se le pareciese. Así que ¡quítate de la cabeza eso de que te lo pide el cuerpo! Lo que el cuerpo tendría que pedirte es salir a recolectar unas deliciosas bayas.
Como puedes leer en este artículo: «Salvo el contacto que tuvieron los cazadores-recolectores con la miel de abeja, el hombre inició el consumo de azúcares refinados hace no más de 200 años, a partir de la industrialización de la caña de azúcar».
Y esto me recuerda una «discusión» que tuve con una clienta hace unos meses.
Esta clienta, tenía una importante adicción al azúcar que le estaba provocando serios problemas. Muy serios, no te imaginas lo grave que puede llegar a ser el asunto.
Cuando le argumenté cómo podíamos acabar con su adicción al azúcar y empezaron a salir sus resistencias, me decía: «Es que por lo que yo sé de alimentación, el cuerpo necesita consumir todos los sabores, también el dulce». Y, efectivamente, esta clienta sabía mucho de alimentación porque incluso había sido macrobiótica durante una temporada. Pero estaba usando una trampa consigo misma y quería que yo también caería en la trampa.
«Tienes razón, el cuerpo necesita también comer cosas dulces, pero no las cosas dulces que a ti te gusta comer. Puedes hincharte de manzanas si quieres, que están muy dulces». Y nos echamos a reír porque ella se dio cuenta de que lo que decía no tenía ningún sentido y no había ninguna forma de justificar su adicción desde los parámetros de la salud o las necesidades de su cuerpo.
Según la línea de alimentación energética que yo he estudiado y que aplico con muchas de mis clientas, casi cualquier alimento que lleve poca sal se puede considerar un alimento que cubre las necesidad de dulce. Pero si necesitas un poquito más de dulzura, ahí va la siguiente clave:
—> Antes de sucumbir a tus antojos, toma una fruta y un puñado de frutos secos.
Si después sigues teniendo esa necesidad imperiosa de sucumbir a tus antojos, adelante.
Recuerdo, durante mi embarazo (y esto nos pasa a todas las mujeres que nos quedamos embarazadas), lo fácil que era chantajear a mi pareja para que me comprase cualquier cosa que me apeteciese comer. Parece que cuando estás embarazada todo vale, cuando en realidad tendría que ser al contrario.
«Cariño, me apetece muchísimo desayunar churros con chocolate».
«Claro, ahora mismo voy a por ellos», me decía él.
«¡Nooooooo!, respondía yo. «Una cosa es que me apetezca mucho y otra diferente es que me lo tenga que comer». Y así, simplemente aplicando la lógica, conseguía evitar mis supuestos antojos.
Y digo «supuestos» porque, como ya te he dicho al principio, considero que los antojos no existen en realidad.
RESUMEN DE LAS CLAVES PRINCIPALES SOBRE CÓMO EVITAR LOS ANTOJOS
Voy a resumirte las ideas anteriores, para que las tengas claras, y añadiré una muy importante que en mi caso ha sido crucial. A ver si te crees que yo no he tenido que aplicar mis propias claves miles de veces 😉
- Recuerda que los «antojos» no existen y se pueden frenar sin más. Si el cuerpo te está pidiendo un alimento «insano» para ti, entonces no hay necesidad de darle pie al antojo porque es sobre todo mental. Es importantísimo que juegues con tu mente para no dejarte llevar por los antojos.
- Si el cuerpo te pide dulce dale una fruta y un puñado de frutos secos.
- Deja de tomar alimentos procesados que lleven azúcar o cualquier tipo de edulcorante. Así te quitas la adicción y el cuerpo se acostumbrará a comer más sano y no te pedirá marranadas. Y, si te las pide, serás mucho más capaz de gestionarlas.
- Evita tener en casa esos productos, que se te suelen antojar, y que sabes que no te sirven para cuidarte.
Esta última clave ha sido crucial para mí. En mi casa no encontrarás ningún alimento «guarro» por mucho que lo busques.
Para mí es muy importante tener la casa limpia de estas porquerías porque si las hubiese me las comería todo el tiempo. Soy humana aunque me dedique a la Terapia Nutricional. Es más, probablemente por eso me dedico a esto, porque yo he tenido que lidiar con ello durante muchos años (y sigo lidiando en muchas ocasiones).
Además, tengo la suerte de vivir en un lugar en el que para poder comprar comidas basura tengo que coger el coche. De este modo, tengo que pensarlo mucho para hacer el gran esfuerzo de salir de casa, coger el coche, ir al super y volver, solo para dejarme llevar por un antojo. Directamente no lo hago.
Cuando me apetece comer algo poco saludable, por darme un capricho, compro la cantidad exacta que quiero consumir para que se acabe en el momento y no queden restos en casa que me permitan repetir, y repetir, y repetir.
CONCLUSIONES
Al final, como todo, el poder mental es importante para saber cómo evitar tener antojos.
No se trata de fuerza de voluntad. De hecho, no se llega lejos con la fuerza de voluntad porque esta se acaba fácilmente.
Lo que más te va a ayudar, a parte de las claves que ya te he dado, es ordenar bien tus pensamientos cuando aparece el antojo.
Si te dices cosas como:
- «Por una vez no pasa nada»
- «La última vez y ya nunca más lo vuelvo a comer», etc…
Entonces estarás cultivando la necesidad de repetirlo siempre.
Pero si te dices cosas como:
- «Puedo comer primero otras cosas más sanas que me harán más feliz y luego ya veré…»
En ese caso tienes muchas más oportunidades de éxito.
Si consideras que lo que te cuento no es suficiente y quieres iniciar un proceso de Terapia Nutricional para:
- Recuperar tu peso y aprender a mantenerlo
- Deshincharte
- Sentirte ligera y fuerte
- Establecer buenos hábitos
- Aprender cómo tienes que comer tú, según tus circunstancias, para estar sana
Ve desde aquí mismo a mi página de contacto, cuéntame cuál es tu caso, y yo te cuento cómo trabajo para ver si estamos hechas la una para la otra.
También puedes contarme tu caso en los comentarios, aquí abajo, y así me ayudas a que el artículo se posicione mejor y llegue a más gente.
Cuéntame…¿cuáles suelen ser tus antojos y qué haces con ello?
Si has estado embarazada, ¿recuerdas si tuviste muchos antojos?