• Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral principal
logo-final
  • Inicio
  • Sobre mí
  • Servicios
  • Regalo
  • BLOG
    • ALIMENTACIÓN Y EJERCICIO
    • DESARROLLO PERSONAL
    • MIS VIAJES
  • Equipo
  • Contacto

Ko kood

NADA COMO LOS MOMENTOS COMPARTIDOS

31 enero, 2017 por taniacarrasco 4 comentarios

Lo de los momentos compartido queda muy bonito, pero podría haber sido: «planear una masacre y huir del país».

Anoche, después de cachondearme del hecho de que al día siguiente no tenía que trabajar, nos fuimos a la habitación.

Leemos un ratito y a dormir.

Ya llevamos una semana en el resort.

No te he dicho nada, pero ha habido noches que no ha sido fácil conciliar el sueño.

Al lado de nuestra habitación, solemos tener fiesta una noche sí y otra también.

Unas veces con menos ruido y otras veces que no hay quien pare.

El motivo: ninguno.

Al parecer, en la habitación de al lado tenemos unos cuantos trabajadores de otro hotel que tienen alquiladas las habitaciones.

Después de trabajar, les parece una idea estupenda estar bebiendo fuera hasta las 3 de la mañana.

¡A medio metro de nuestra habitación!

Como madrugamos bastante, ha habido noches que no nos ha costado demasiado dormir.

Con los tapones puestos, claro.

Pero llevaban un par de noches dando más ruido de la cuenta.

La noche del sábado al domingo, tuvimos que levantarnos a pedirles, por favor, que bajasen el tono.

Y bueno, aunque no fue una diferencia abismal, algún esfuerzo parece que hicieron.

Sin embargo, la noche del domingo al lunes, fue para mear y no echar gota.

Las risas, los comentarios y el follón, se hicieron insoportables. 

Yo, que la noche anterior intentaba calmar a Manu para que se durmiese y no asesinase a nadie, empecé a subirme por las paredes.

¡Qué trabajo me cuesta entender que haya gente tan irrespetuosa!

Cuando llevábamos más de una hora intentando dormir, se me inflaron las narices.

«Manu, vístete que vamos a hablar con la dueña».

Que como es tan maja, seguro que nos soluciona esto rápido…

Hay que tener en cuenta que nos queríamos quedar dos semanas más en este sitio, pero que sólo habíamos pagado precisamente hasta esa misma noche.

No quisimos pagar todo por adelantado porque sino te tienen pillada por los ovarios.

Así que si el problema no se podía solucionar, tendríamos que buscar otro alojamiento al día siguiente.

Camino de la recepción, rezábamos porque nos pudiesen cambiar de habitación y no tener que marcharnos.

¡Nos gusta tanto este sitio!

Cuando llegamos, estaban cerrando y la dueña ya no estaba.

Había dejado de encargado al marido, que entre lo que bebe y que no habla inglés, ¡a ver cómo le explicabas la película!

Resulta curioso que cuando me ofusco, me sale un inglés estupendo de lo más profundo de mi corazón.

Manu no tuvo que decir ni una palabra.

Después de exponer el problema y ver la cara de «qué me estás contando si no te estoy entendiendo» del dueño, casi me pongo a llorar.

Menos mal que todavía estaba por allí el único camarero que habla inglés, y vino a traducirnos. 

El muchacho que es más majo y más salao que las pesetas, se esforzó todo lo que pudo por ayudarnos.

No estuvimos demasiado tiempo de conversación, cuando dicho camarero nos comunicó las palabras del dueño:

«Dice que no os preocupéis, que mañana os dará una habitación mejor por el mismo precio».

¡Me entró una alegría por el cuerpo que me faltó besarle los pies!

¡Íbamos a poder quedarnos en este resort y no volveríamos a tener jaleo por la noche!

¡Y tendríamos una habitación mejor!

Está claro que a veces, «el que no llora no mama».

De los nervios del mal rato, ya no pegué ojo en toda la puñetera noche.

De los nervios, y de las cacerías que me monta mi cariño a las 3 de la mañana.

Resulta que teníamos un mosquito en la habitación y había que exterminarlo.

Hasta que no lo mató, no dejó de dar por saco.

Pero fue un insomnio feliz.

Los momentos en los que no planeaba el asesinato de toda esa gente que había fuera montando la fiesta, pensaba en lo bien que dormiría al día siguiente.

Si las risas subían de tono, me volvían los pensamientos asesinos.

Pero cuando las risas nos daban alguna tregua, todo en mi cabeza era felicidad y amor.

Asesinato-felicidad, asesinato-felicidad, masacre-amor, masacre-amor.

Y en esas estuve hasta que sonó el despertador.

A pesar de no haber dormido, fui capaz de mantener mi rutina de levantarme a las 5:30.

Eso de quedarme más rato en la cama por no haber dormido bien, me resulta contraproducente.

Entro en un círculo vicioso y la noche siguiente me acuesto más tarde, me vuelvo a levantar más tarde, y ya no hay quien lo pare.

Así que prefiero mantener la rutina e ir readaptándome poco a poco.

Antes de las 7, ya estoy en la mesa del comedor con mi tablet, dándole a las teclitas por intuición.

Ya sólo veo la «q», la «w», la «y» y poco más.

Tengo las teclas desgastaditas del tó.

Manu llega sobre las 8 a desayunar, y a ello nos ponemos.

Acabamos de desayunar y me acerco a la recepción a pagar.

Y de paso, a recordarle a doña Seta que nos tenemos que cambiar de habitación.

Me dice que no me preocupe, que ahora hablamos.

¡Si al final la voy a querer y todo!

Al rato, nos hace una señal para que nos acerquemos y Manu va a hablar con ella.

Vuelve con la cara cambiada.

«Ahora dice la señora que no puede darnos ninguna habitación por el mismo precio, que si queremos cambiarnos tenemos que pagar el doble».

¿En serio?

Pues no, no la voy a querer.

Y de nuevo: asesinato-felicidad, masacre-amor.

«¿Qué hacemos?», me dice Manué.

Pues mira, con todo el dolor de mi corazón, nos tendremos que buscar otro sitio.

Ya más bien por una cuestión de amor propio.

No nos haces ningún descuento cuando te decimos que nos queremos quedar 3 semanas, teniendo habitaciones libres.

Ayer me quiso cobrar de más cuando fui a pagar la cena.

Hacemos todas las comidas en el resort, habiendo sitios muy cerca.

Ayer nos dice tu marido que no nos preocupemos que nos cambia sin problema y al mismo precio.

Y hoy nos dices tú que naranjas de la china.

¡Pues mira tía, aquí te quedas con tu habitación!

Con esta habitación tan limpia y estupenda, a escasos metros de una playa paradisíaca, donde nos sentíamos tan a gusto…?

Nos pusimos a recoger las cosas de la mesa para marcharnos a buscar alojamiento, cuando doña Seta se nos acerca…

«Venid un momento»…

Y nos cuenta la misma película.

Se empeña en que veamos varias habitaciones a ver con cuál nos queremos quedar.

Intento explicarle que con ninguna que cueste más de lo que estábamos pagando.

Pero la tía que no se baja del burro.

Cuando volvemos de ver las habitaciones, parece que recula.

Casi nos obliga a elegir de inmediato.

Nos da la llave de mala manera, mientras murmura en su idioma alguna maldición.

Cogemos la llave y vamos a cambiar todas nuestras cosas, sin estar muy convencidos del precio todavía.

Entramos a nuestra nueva habitación y uno de los colchones tiene bultos.

Pero bultos exagerados.

La hija de su padre y de su madre, teniendo las habitaciones contiguas a esa libres, nos dió la que tenía los colchones deformados.

¡Hay que ser mala!

Claro, baja ahora otra vez y dile, que la habitación de 1.500 bats que te ha dejado por 500 tiene los colchones mal. 

Que te los cambie si eso…

¡Y así hicimos!

Bueno, casi echa humo por las orejas.

¡A ver si ahora vamos a tener nosotros la culpa de que nos des la habitación de las fiestas y luego la de los colchones hechos polvo!

Con mala cara y malos gestos incorporados, nos dice que mandará a alguien a la 1, para que nos cambie el colchón.

Vamos a ir a pagarle otra semana, para que esta señora se quede un poquito más tranquila.

Ni se me pasa por la cabeza pagarle todo, por lo que pueda pasar.

Así que bajamos, le pagamos y le damos las gracias medio millón de veces.

«A mí no, se las dais a mi marido», que por mí ya estariais en la puta calle, le faltó decir.

Volvemos a la habitación taaaaaan contentos…

Ahora, cuando abrimos la puerta cristalera, ¡sí que vemos el mar!, la habitación está más nueva y tenemos frigo.

Además, no hay nadie por los alrededores. Cero ruido.

¡Y por el mismo precio que antes! ¡Unos 13 euros la noche!

¡Muuuuuy fuerte!

Gracias a aquella señora que no nos guardó la reserva de la primera noche, y gracias a los vecinos fiesteros por haberme tocado tanto las narices.

Gracias a todos ellos, tenemos una habitación genial, en un resort de playa espectacular, a un precio imposible.

¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!

Había sido una noche sin pegar ojo y una mañana de disputas por algo en lo que no teníamos culpa, así que necesitábamos relajarnos.

Nos bajamos a la playa y ¡volvemos a encontrarnos con Mercedes y Javier!

Los dos españoles que conocimos ayer.

¡Qué gente más maja para olvidarte de los cuatro impresentables de turno!

Mercedes y Javier, tenían la intención de dejarnos su moto mientras ellos disfrutaban de la playa.

Ayer les comentábamos, que no cogíamos la moto a no ser que tuviésemos que hacer alguna compra grande.

Y en ese caso, aprovechábamos para ver lugares que aún no hubiésemos visitado.

Juraría que habían vuelto a propósito, sólo para ofrecernos la moto por si la queríamos utilizar.

¡MUCHÍSIMAS GRACIAS CHICOS!

Pero ya que habíamos vuelto a «coincidir», hemos preferido quedarnos con ellos, por supuesto.

Además, hoy precisamente era el cumpleaños de Javier.

¡MUCHAS FELICIDADES APAÑAO!

momentos compartidos

Así que nos ha invitado a unas cervecitas y hemos estado horas en la playa, de casquera.

Parecemos negros zumbones.

Aunque Mercedes no habla mucho ?, no nos ha faltado conversación.

Nos han puesto al tanto de la situación política mundial, de la que somos totalmente ajenos, y hemos intentado arreglar el mundo.

El nuestro propio.

El otro es más complicado.

Ha habido un momento que a Manu le ha hecho falta subir a la habitación.

Ya eran las 3 de la tarde y aún no nos habían cambiado el colchón.

Vamos a suponer que por olvido.

No ha sido necesario quejarse otra vez.

Una de las habitaciones que tenemos al lado es la de los rusos que reventaron la puerta de cristal.

Como aún no han venido a arreglarla, esa habitación está abierta.

Así que no ha hecho falta nada más que cambiar el colchón de un sitio a otro, y marchando. 

Antes de despedirnos, hemos querido enseñar la habitación a Mercerdes y a Javier.

Han coincidido con nosotros en que la suerte que hemos tenido no es normal.

¡Si es que en realidad tenemos una flor en el culo!

Bueno, Manu tiene un jardín.

Así que, aunque hoy no hemos hecho ni la «o» con un canuto, no puede haber día más aprovechado que el que compartes con buena gente.

¡VOLVED A VERNOS OTRA VEZ NO-PAREJITA!?

Una vez que nos hemos duchado y demás, hemos tenido que salir a cenar fuera.

A la señora dueña se le ha muerto un familiar y han tenido que cerrar.

Hemos aprovechado para probar un restaurante que nos ha recomendado Mercedes, y la verdad que no ha estado nada mal.

Va siendo hora de acostarse…con la tranquilidad de que voy a poder dormir del tirón. 

Me voy a poner los tapones, pero sólo por si acaso…

UN ABRAZOOOOO??????

 

 

 

 

Publicado en: MIS VIAJES Etiquetado como: buena gente, cambio de habitación, el viaje de mi vida, Ko kood, la mochila de tania, momentos compartidos, S.Beach Resort

CAMBIO DE BUFFET Y LLAVE OLVIDADA

30 enero, 2017 por taniacarrasco 2 comentarios

La de cosas que pasan sin salir del resort…Se rompen cristales, se olvidan llaves y te cambian el buffet.

Te comentaba hace días que el buffet del resort no estaba nada mal para lo que nos hemos encontrado en otras ocasiones.

Suele haber sandía, tostadas, café, chocolate, huevos y, a veces, tortitas, piña, plátano o magdalenas.

Supongo que lo dosifican para que no nos pongamos malos, como nos pasa a los españoles cada vez que vamos a un buffet.

Unos días nos ponen de todo y otros días se guardan el plátano, la piña y las tortitas para comérselo ellos.

Hoy sábado, me he venido a trabajar al comedor a las 7 de la mañana, como intento hacer todos los días.

Manu suele llegar un pelín más tarde, y ya juntos, esperamos el desayuno.

Pero hoy Manu no pensaba pagar el buffet. Había decidido que se pediría un sandwich.

Antes de que llegase Manu, han empezado a poner la comida.

Me he levantado a por un café para tomarlo mientras le esperaba y ¡he flipado!

Hoy, las mesas del buffet estaban repletas de comida: huevos revueltos, huevos fritos, arroz, judías, salchichas, sopa, verdura de muchos tipos, sandía, piña, tostadas y todo lo demás que ponen todos los días.

Lo que viene siendo un buffet normal vaya.

Cuando ha llegado Manu, dice que va a pedirse el sándwich.

«Cariño, ve primero a ver el buffet», le digo.

«¿Por qué, qué pasa?, dice al verme la cara de pillina.

Cuando se ha acercado al buffet, ha debido poner tal cara que las camareras se han empezado a partir de risa.

¡Parecía un niño pequeño la primera vez que va a Disneyland!

«¿Qué pasa hoy, qué pasa hoy?», repetía continuamente mientras llenaba platos de comida.

Las preguntas eran para sí mismo, claro.

Porque aunque ha intentado que las camareras le respondiesen, sabían lo que pasaba por la cara que tenía Manu, pero no porque estuviesen entendiendo sus palabras.

El niño se ha comido: un plato de piña, un plato de arroz, varias salchicas, verdura y ¡5 huevos con pan!

¡Como si no hubiese comido en su vida!

Cuando han venido a retirarnos los platos de la mesa, no les ha quedado otra que reírse de nuevo.

Había platos allí casi como en una boda gitana.

No entendemos qué se celebra hoy para que hayan decidido tirar la casa por la ventana.

Hemos llegado a la conclusión de que tal despliegue de medios puede deberse al hecho de que ayer llegasen un montón de rusos.

Los rusos, a parte de comer mucho, suelen dejar grandes propinas.

Y con el buffet que tenemos normalmente no caía ninguna propina seguro.

¡Qué cabrones!

Hasta donde yo sé, todos pagamos lo mismo por el buffet.

¡Ya podían portarse así todos los días!

Sin embargo, creo que a doña Seta, dueña del resort, cuyo marido se pasa el día entero sentado dándole al alpiste, se le han quitado las ganas de alimentar rusos.

Llegaron ayer y hoy ya habían reventado la cristalera de una de sus habitaciones.

No sé si por un golpe o por simple fuerza bruta al intentar abrir.

El caso es que han partido la puerta de cristal completamente y la han tenido que pagar.

Por reírnos de los rusos y de doña Seta, el universo nos ha querido dar una lección.

Después del desayuno, trabajamos un ratito hasta que nos subimos a hacer algo de ejercicio, antes de darnos un baño en la playa.

Estábamos en el porche de la habitación, sudando la gota gorda.

Yo he acabado antes que Manué y he pasado a por las pinzas, para arreglarme un poquito estas cejas que tengo tan hermosonas.

Salía yo otra vez al porche, tan campante, comentando no sé qué.

Siempre cerramos la puerta corriendo para que no entre ningún mosquito.

¡Pum! ¡Cerrado!

Pero es que sin darme cuenta, antes de cerrarla, he presionado el pestillo como hacemos cuando nos vamos, para que la puerta se quede perfectamente cerrada.

Como ya intuyes, la llave me la he dejado dentro.

No tenía sentido que sacase la llave porque ¡no tenía que haber cerrado!

Bueno, no pasa nada, en todos los hoteles tienen varias llaves para cada habitación…

¡menos en este!

¿Cómo es posible que en un resort de playa con tantas habitaciones sólo tengan una llave para cada una?

¿Tú lo entiendes?

Sudados como pollos después del ejercicio, lo único que se ha quedado fuera con nosotros ha sido una toalla, el móvil de Manu y un poco de agua.

Hemos bajado a la recepción a avisar de lo que nos había pasado.

Ha sido entonces cuando nos han informado de que teníamos que esperar media hora a que viniese a abrir alguien del servicio.

OK.

Media hora podemos esperar.

Allí en el porche como bobos.

Como no hay mal que por bien no venga, me ha dado tiempo no sólo a arreglarme las cejas, sino a adecentarme el bigotillo.

El universo que es muy sabio, ha pensado:

«¿Qué puedo hacer yo para que esta mujer se de cuenta de que necesita más de cinco minutos para quitarse tanto pelo?»

¡Gracias!

Sin esa media hora no hubiese sido consciente de que la luz de la habitación no es suficiente para depilarme.

A la media hora casi exacta, han aparecido las señoras que limpian las habitaciones, con dos destornilladores.

No para desatornillar la cerradura y abrirnos la puerta, no.

Querían hacer palanca para forzar la cerradura, a ver si se abría sin hacer mucho estropicio.

Han estado un buen rato intentándolo, sin ningún éxito.

Poco después, ha llegado un muchacho con dos destornilladores más grandes.

Abrir, van a abrir, eso seguro, pero la puerta va a quedar irreconocible.

¡Por fin el muchacho ha conseguido abrir!

Según ha abierto, se ha dado media vuelta y se ha marchado.

Pero la puerta no ha quedado en el estado esperado.

Ahora estaba abierta, pero no se podía cerrar.

Así que al final, ha sido Manu el que ha tenido que estar cacharreando para conseguir que la puerta volviese a funcionar de la mejor manera posible.

Nos hemos tenido que ir a la playa un buen rato para superar el disgusto.

Ha sido muy divertido ser espectadores del cambio de color de los rusos.

Ayer eran blancos y hoy son todos rojos.

 

Por la tarde, intentando trabajar en el comedor con vistas a la playa, como todos los días, hemos tenido que presenciar un espectáculo grotesco.

3 rusos y 3 rusas, grandes como armarios, se han puesto a beber a 5 metros de nosotros.

Han elegido una mesa para 4, de mármol macizo sobre suelo de madera.

Mesas y asientos de esos que no levantas sin grúa.

Aún no habían bebido mucho, cuando el volúmen de sus cánticos ha empezado a ser un poco molesto.

Como estaban muy pegaditos unos a otros, en una mesa para 4, una de las muchachas se ha levantado a por otro asiento.

Sí, de esos de mármol mazico.

Levantarlo no lo ha levantado, porque no ha querido.

Ha pensado que era mejor arrastrarlo por el suelo de madera.

¡Han quedado unos surcos preciosos!

Esta mañana, que yo he querido arrimar más a la mesa uno de esos asientos, por poco me parto la espalda.

¡Eso no hay dios que lo mueva!

Cuando he llegado Manué y ha querido colocar el asiento que movió la rusa ayer, ha tenido que solicitar mi ayuda de lo muchísimo que pesaba.

¿Cómo pudo moverlo sola aquella señora?

¿Qué les dan de comer a los rusos?

Creo que los petit suise no dan esa fuerza…

Domingo por la tarde ya.

Fotografiamos a uno de los camareros para que veáis qué bien barren por aquí. 

¡A dos manos!

camarero barriendo con dos escobas

Claro que con los 4 pelos que tienen las escobas, necesitan más de una para conseguir el efecto deseado.

Estamos en nuestra mesa de siempre, con la tablet, cuando escuchamos que una señora se queja de que las cervezas están calientes.

«¡Coño, ¿qué hace aquí mi suegra?!», he pensado.

Si la voz hubiese sido masculina, el pensamiento habría sido:

«¡Coño, ¿qué hace aquí mi padre?».

Pero como era una señora, he recordado lo mal que le sienta a mi querida suegri que le pongan las cervezas calientes.

Como yo tengo poco criterio con la cerveza, y lo mismo me la bebo caliente que sin gas, no es una cosa que me afecte.

Me he llevado una tremenda desilusión cuando me he dado la vuelta y a esa señora no la conocía de nada.

¡Ya me había hecho ilusiones de ver a mi suegri!

La señora, después de quejarse con razón, ha intentado explicarle al camarero el motivo de su queja.

Cuando se ha dado cuenta de que no había manera, se ha levantada ella misma y ha ido a por otra.

Al volver a su mesa, me ha parecido que era española y he intentado entablar comunicación.

Nuestro hotel está lleno de rusos y franceses, escuchar castellano es un regalo para los oídos.

Efectivamente, ¡eran españoles!

Mercedes y Javier, un ex-matrimonio que se lleva tan bien que se van de viaje juntos.

Hemos pasado un rato súper agradable charlando con ellos de mil cosas.

¡Cómo me gustan estos momentos!

Tenía intención de que nos hiciésemos una foto, pero se me olvidado, como siempre.

Si volvemos a coincidir ya no se me pasa, lo prometo.

¡Gracias Mercedes y Javier por este ratito!

¡A ver si volvemos a coincidir!

Y se acaba el finde…

Mañana lunes…pufff…otra vez a trabajar…

¡Ah no! ¡Si yo no tengo que ir al trabajo! ?

ÁNIMO CON LA SEMANA MOCHITER@! ???

 

Publicado en: MIS VIAJES Etiquetado como: buffet, el viaje de mi vida, Ko kood, la mochila de tania, llave olvidada, nuevos amigos

LA VIDA EN EL PARAÍSO DE KO KOOD

26 enero, 2017 por taniacarrasco 4 comentarios

Eso de que la segunda cosa que veas cada mañana sea el mar…¡es un lujo enorme! ¡Me encanta Ko Kood!

La primera cosa que veo nada más abrir la puerta de la habitación es un descampado.

Lo segundo es el mar ?

Le das la vuelta a la habitación y ¡allí está!

Que digo yo que podían haber puesto nuestra habitación orientada para el otro lado.

Pero es sólo una idea tonta que se me ha ocurrido vaya.

Esta isla es muy especial.

Lo sabes desde el momento que llegas y ves el cartel de:

«isla libre de drogas y crimen».

A mi me parece un crimen que mi habitación tenga la puerta en el lado equivocado, pero supongo que se refiere a robos y esas cosas…

Con el resort en la playa estamos flipando.

Todos los días nos cambian las toallas, nos dan papel higiénico y agua, y cada dos días nos limpian la habitación.

En los hoteles españoles te limpian la habitación todos los días, pero aquí eso no es lo normal.

Aquí te la limpian cuando lo solicitas y sino, no te la limpian.

Esta mañana que he madrugado más de la cuenta, he comprobado que las mismas personas encargadas de limpiar las habitaciones, también madrugan mucho para limpiar la playa.

¡Qué gente más apañá!

Espero que al limpiar la habitación no hayan espantado a nuestras mascotas.

Tenemos dos lagartijas preciosas con nosotros.

Ayer sorprendí a una de ellas en la cama de Manu, y hoy en su mochila.

Si ya te digo yo que este muchacho tiene algo con los bichos.

A la que seguimos sin cogerle el punto es a la dueña del resort.

Los primeros días era una seta. Y aunque poco a poco se va ablandando, tiene cosas de juzgado de guardia.

Hoy que queremos volver a coger la moto, se lo comunicamos porque tiene que llamar a la empresa que lo lleva para que nos la traiga.

La moto nos costó 300 bats por un día, ¿vale?

Como era muy temprano y la moto tarda un ratito hasta que la traen, nos ofrece la moto que tiene ella.

«Si no queréis esperar podéis coger mi moto, pero va muy despacio y es muy vieja», dice la señora.

«Bueno, no pasa nada, pero por cuánto me la dejas», le pregunta Manu.

«Por 300 bats», dice la cachonda.

Manu se ha empezado a reír a carcajadas.

Pretendes que cogamos un cascajo de moto por el mismo precio que podemos tener una decente, y nos lo ofreces con todo el morro del mundo.

Para que luego digan que aquí la gente siempre te quiere engañar.

Esta señora va tan de frente que tiene que tener la cabeza llena de chichones.

Parece que también tiene un gran sentido del humor y una gran cuenta en el banco.

Porque sino no se entiende…

Es ella misma la que nos recomienda que mejor se la cojamos al muchacho del otro día, porque puede que nos la deje en 200.

Bien…

Eran las 9 de la mañana y le decimos que la necesitamos para las 11.

A las 11:45, cansados de esperar, volvemos a la recepción a preguntarle a doña seta.

«Vuelve a llamar» a la empresa que te decía. Se supone que por segunda vez ?

Cuando cuelga nos dice que no sabe cuándo podrán venir, que esperemos.

Pero que de todos modos, ella nos puede dejar una moto por 250.

¿Ahora nos la quieres rebajar?

¿No decías que era mejor que se la cogiésemos a la otra empresa?

Le sugerimos que nos la deje en 200 y se niega otra vez.

Que no es que nos queramos aprovechar de nadie, que no es eso para nada.

Es simplemente que vamos a estar aquí 3 semanas, comemos todos los días en tu restaurante y no eres capaz de bajarte del burro en ningún momento.

Así que como hemos supuesto que nos estaría haciendo esperar para que acabásemos cogiendo su moto, nos hemos ido a alquilarla a otro sitio.

¡Pues no tenemos la cabeza dura nosotros ni nada!

Es curioso que para alquilar moto en esta isla, no te piden ni el pasaporte ni ningún tipo de depósito.

¡Nos encanta este detalle!

Lo de alquilar la moto en otro sitio no ha sido fácil.

Los 3 primeros lugares en los que hemos preguntado ya no tenían existencias.

Por eso tampoco tienen necesidad de hacerte ninguna rebaja en el precio, porque se las quitan de las manos.

En la tienda donde la hemos alquilado, se supone que tampoco tenían.

El muchacho llevaba toda la mañana esperando a una chavala que le había asegurado que vendría a alquilarle la única moto que le quedaba.

Como eran las 12:30 del medio día y aún no había venido, ha decidido alquilarnosla a nosotros.

¡Lo que nos ha venido genial!

Hemos podido dar un gran paseo por la isla y descubrir sitios que el otro día no tuvimos oportunidad de ver.

¡Ya sabemos porqué las playas estaban vacías el otro día!

¡Está todo el mundo en la playa que hemos descubierto hoy!

 

Buscando en el mapa un lugar secreto que nos había recomendado el italiano, y que supuestamente no conocía nadie, hemos llegado a esta playa.

Tampoco te pienses que había mucha gente.

Podíamos ser como mucho unas 15 personas. 

La playa y los alrededores eran absolutamente espectaculares. 

 

Después de un gran baño, hemos iniciado la vuelta a casa.

Por el camino, he tenido que parar a echarle una foto a uno de estos altares que hay en cada esquina.

Te los encuentras en las ciudades y, por lo visto, también en mitad de la selva.

En dichos altares, la gente deja ofrendas.

Pues siempre, siempre, entre las ofrendas podrás encontrar botellas de fanta, con su correspondiente pajita ?

altar en Ko Kood

¿Fanta de fresa con pajita, como ofrenda en un altar?

Creo que por más que me lo explicasen no lo entendería.

A parte de para descubrir esta playa, necesitábamos la moto para comprar víveres.

Montones de botellas de agua, a ver si no duran hasta el año que viene, y algo de frutita.

Se nos está acabando el repelente, y eso también es muy pero que muy necesario.

Y sino…mirad el tamaño que tienen esos bichos aquí…

 

Te pican a traición con repelente, pues sin repelente no me lo quiero ni imaginar.

Nada más sentarme a escribirte me he puesto el repelente.

¡Pues ya me han picado 3 veces!

Te dejo con una puesta de sol preciosa que pudimos ver ayer. 

Qué pena lo diferente que es un paisaje en directo respecto a una fotografía…

Sobre todo si la fotógrafa es penosa…?

 

¡Que la disfrutes tanto como yo!

4. Ya me han picado 4 veces ?

UN ABRAZO ENOOOORME

 

 

Publicado en: MIS VIAJES Etiquetado como: el viaje de mi vida, Ko kood, la mochila de tania, mar, paraíso, playas de thailandia, resort, S.Beach Resort, thailandia

RESORT DE PLAYA PARADISÍACA ¡OLE!

24 enero, 2017 por taniacarrasco 4 comentarios

Jamás imaginé que estaría tan cerca de una playa paradisíaca de Thailandia, pagando tan poco.

Hemos dormido en nuestra nueva habitación, acompañados de algunas hormigas, pero nada a lo que no estemos acostumbrados ya.

Ko Kood es una de las islas menos explotadas de Thailandia. 

Estamos prácticamente en la selva.

De hecho, sólo llevamos aquí un día y ya hemos convivido con todo tipo de insectos, de lagartijas y de serpientes.

El desayuno frente al mar ha sido algo que tampoco esperábamos para nada.

Aunque no es precisamente barato, no está del todo mal.

Tenemos tortitas. Nada de chocolate y nata, eso sí, pero tortitas al fin y al cabo.

¡Riquísimas, por cierto!

Tenemos tostadas con mermelada y mantequilla.

No pienses en fiambre. Fiambre tampoco hay.

Tenemos zumo de naranja, con hielo.

También puedes prepararte un café con agua caliente, café soluble, leche en polvo y azúcar blanca.

Hay fruta. Puedes comer fruta para quitarte el sabor del café.

Y luego te pasan un papelito para que elijas entre: sopa, huevo frito con salchicas, huevos escalfados y otra cosa que no recuerdo, pero que seguro que lleva huevo.

Podría ser peor, te lo aseguro.

¡Los huevos escalfados están de muerte y vienen con ensalada!

Aquí tienen problemas con varias cosas: con el término «buffet» y con Peter Pan. 

Hoy hemos alquilado moto para recorrer la isla y tantear la posibilidad de encontrar un alojamiento más barato, y que también esté en la playa.

A pesar de comprobar que eso es totalmente imposible, al día de moto siempre le sacamos mucho provecho.

Volviendo a lo de Peter Pan…

Hemos encontrado un resort que se llama «Peter Pan», otro que se llama «Wendy», otro que se llama «Campanilla», otro que se llama «Capitán Hook» y otro que se llama «El País de Nuncajamás».

Le hemos dado vueltas al tema, sin encontrarle solución.

Peter Pan era mi película infantil favorita. No había demasiadas princesas que vestían de rosa y los niños no querían crecer.

¿Me habré quedado chiquitilla por eso?

Nos hemos llevado un sorpresón al entrar a preguntar en un resort de lujo.

Por curiosidad más que nada.

Ya estábamos allí y queda feo entrar y salir sin saludar.

Hotelazo en la playa, con spa y villas privadas en la misma arena.

De esos que entras, todo huele a caramelo y te reciben las muchachas más encantadoras y uniformadas de la isla.

Las villas privadas en la arena cuestan…

¡80€ la noche! ¡Con el desayuno incluído!

¿Hola por favor, me estás vacilando?

«Podéis reservar por internet, tomad una tarjeta. Nos vemos mañana», nos dice la muchacha encantadora de la recepción.

Pues no venimos mañana porque me pillas sin ingresos habituales, que si no…

No me digas que no es para pensarse lo de tener una villa privada en la playa, por 80 euros la noche con desayuno.

¡Aunque sea un par de noches!

Lo vamos a dejar para la luna de miel, que nos hemos quedado con las ganas. 

Estuvimos preguntando en otro lugar, donde el señor era súper majo.

Cuando le dijimos dónde nos alojábamos, a qué precio y que estábamos buscando algo más barato, ¡se echó a reír!

«¿Qué queréis más barato en la playa?

¡Imposible!»

Esas no fueron sus verdaderas palabras, pero algo así quería decir.

Después de recorrer la isla (que tiene poco más de 20 km) y mirar en casi todos los hoteles de playa, nos quedó claro.

Estábamos en un lugar privilegiado por un precio muuuuy bajo.

¡13 euros la noche! Desayuno a parte…

Como vamos a quedarnos aquí varias semanas, se nos ocurrió que quizá nos podían hacer algún tipo de rebajilla.

Encontramos un NO rotundo, de la «simpática» dueña.

Entonces, lo intentamos de otra manera y le propusimos dar clases de Yoga o Pilates, o lo que a ella le vinieses bien.

«Everything no», nos dijo ella tan maja.

¡A todo que no!

O lo que es lo mismo: «que paguéis lo que os digo y os dejéis de tonterías que no tengo el chichi pa farolillos»

Y se quedó tan tranquila.

Pues nada mujer, así te pasa, que tienes un resort espectacular en la playa y mientras los demás hoteles están llenísimos a ti te sobran habitaciones.

No puedes encontrarla en booking, ni en agoda, ni en ninguna página de las que se suelen usar para buscar hoteles.

Tiene una visión comercial un tanto peculiar, o que está enterrada en billetes y le da igual. No sabemos…

Nos han dado ganas de mandarla a Parla en más de una ocasión, pero después de darnos cuenta de que no vamos a encontrar nada mejor, tendremos que llevarnos bien.

Tampoco sabemos el tipo de vida que ha tenido esta señora, ni lo que la lleva a comportarse tan agriamente con sus clientes.

Así que vamos a sonreírle mucho a ver si le contagiamos algo.

Estoy convencida de que funcionará.

Otra de las cosas que hemos hecho en nuestro primer día en el paraíso ha sido comer.

Siiiii, como todos los días, pero esta vez nos hemos salido del tiesto.

Había que ir al restaurante del hermano del compi de Manu y pagar la novatada.

Este señor tiene un restaurante italiano aquí desde hace casi 10 años.

Se casó con una thailandesa, tuvieron una niña preciosa y aquí se quedaron.

Entre pizza y pasta, nos ha contado algunas anécdotas y nos ha aconsejado algún que otro sitio para visitar.

No se ha marcado ni un chupito de cortesía, pero nos ha regalado un mapa de la isla ?

Después de comer, hemos seguido recorriendo la isla.

Hay unos cuantos resorts de lujo de esos que quitan el conocimiento.

Nos hemos tenido que conformar con verlos desde la playa.

Playa Ko Kood

Y ya de paso, hemos hecho alguna fotillo.

Nos ha resultado muy raro un detalle.

Hemos encontrado varias playas preciosas, casi todas con resort cercano.

No hemos visto más de 10 personas en ninguna playa.

 

Si los hoteles están llenos y aquí no hay mucho más que hacer a parte de estar en la playa…

¿Dónde está la gente?

Una cosa muy rara…

He llegado a casa con el culo hecho polvo de tanta moto.

La carretera principal está medio asfaltada, pero para acceder a los resort de la playa los caminos suelen se intransitables.

Hemos dado más botes que un tonto.

Si tuviésmos hielo me sentaría encima.

Pero no, lo que tenemos en la habitación es un asador de pollos más que otra cosa.

Menos mal que tenemos un «fan» en la pared (ventilador).

De esos que cuando los pones para que se muevan suenan como si estuviesen despegando 200 aviones de combate.

¡De esos!

Hoy nos hemos movido de lo lindo.

Vamos a descansar que estoy deseando que llegue otra vez la hora del desayuno ?

 

UN ABRAZO MOCHITER@

Publicado en: MIS VIAJES Etiquetado como: el viaje de mi vida, Ko kood, la mochila de tania, peter pan, playa paradisíaca, resort, thailandia

ADIÓS CHIANGAMI, HOLA KO KOOD

23 enero, 2017 por taniacarrasco 8 comentarios

Por fin nos vamos a la playa. Aunque Ko Kood no estaba en nuetros planes, estamos deseando llegar.

El último día en Chiangmai ha sido tranquilo, esperando para coger el primer bus de un largo viaje.

Lo más interesante del día, este cartel que hemos encontrado en el baño del restaurante donde hemos desayunado.

 

¡Que no te tires pedos en el baño, leche!

¡Los pedos fuera! Ahí, donde las mesas en las que come la gente.

También ha sido interesante hacernos una caminata de narices para despedirnos del mejor Kao Soi de la ciudad, y tener que volvernos con las mismas porque ya estaban cerrando.

O cuando Manu se ha dejado el móvil olvidado en otro restaurante. Eso también ha estado bien.

Afortunadamente, lo hemos recuperado.

El pobre tiene una patata de móvil, heredado además, y yo creo que se lo había olvidado a propósito.

Bueno, pues el viaje va a ser el siguiente:

A las 18:30 nos recoge un taxi en el hostal.

Ese taxi nos lleva al bus que nos deja en Bangkok en unas 12 horas.

Cuando lleguemos a Bangkok sobre las 7 de la mañana del día siguiente, cogemos otro bus a Trat.

Después de 4 horas, llegaremos a uno de los puertos de Trat, donde un katamarán debería dejarnos en la isla de Ko Kood.

Se supone que llegamos a Ko Kood sobre las 3 de la tarde, del día siguiente claro.

Pero realmente la hora no es muy importante porque hace días que tenemos el alojamiento reservado.

Lalo, el compi de Manu que nos recomendó que viniésemos a esta isla, ya se ha alojado allí en alguna ocasión.

No es que eso nos de mucha tranquilidad, pero bueno.

Hemos reservado sólo una noche por si no nos gusta.

Si pasamos bien la primera noche ya veremos lo que reservamos.

Pero al menos cuando lleguemos a Ko Kood no tenemos que ponernos a buscar cargados con las mochilas, después de un viaje de casi un día entero.

El viaje de Chiangmai a Bangkok, como lo hemos hecho por la noche, se nos ha pasado volando.

Hemos podido dormir algunas horas, sólo interrumpidas para comer un arroz con cosas ridículo, incluído en el precio del billete.

Lo de parar a cenar pasadas las 2 de la mañana, no es que fuese el plan que más me apetecía, pero con eso de que la cena estaba incluída no habíamos tomando nada antes de montarnos en el bus.

Fue estupendo que por primera vez no me haya congelado en un viaje de bus.

El aire acondicionado estaba a una temperatura normal, lo que permitió que usase la manta de almohada y estuviese más cómoda.

Al llegar a Bangkok, como teníamos algo de tiempo antes de coger el siguiente bus, nos fuimos a desayunar.

¡Menudo tortazo con la diferencia de precios respecto a Chiangmai!

El viaje Bangkok-Trat, también fue ameno, a la par que esclarecerdor.

¡Descubrí algo importante!

Por si no lo sabes, siempre llevo encima un artículo que para mí es de primerísima necesidad: la seda dental.

Siempre me he preguntado porqué soy la única persona del mundo que depende totalmente de este material.

Para mí es impensable acabar una comida y no utilizar la seda.

¡Es pura necesidad!

Pues en este viaje he descubierto porqué a nadie más le pasa.

Después de parar a comer algo y volver a subir al bus, pude ver cómo una señora ¡usaba su pelo como seda dental!

Sin arrancárselo ni nada, como lo llevaba largo, cogía un pelo, lo enrollaba en sus dedos y se lo metía entre los dientes para sacarse los restos de comida.

Sí, muy interesante.

Y yo gastándome una pasta en seda dental de la buena.

Acabo de encontrar un motivo para seguir sin cortarme el pelo.

Ahora ya tengo una razón de peso para seguir aguantando que crezcan mis greñas…

¡¿No es fantástico?!

Antes de coger el katamarán, nos dejan un ratito para comer.

Nada más llegar al puerto, la temperatura sube considerablemente.

Nosotros que nos habíamos puesto pantalón largo con la seguridad de que si no nos congelaríamos en el bus, ahora nos estábamos cociendo.

Comimos entre sudores y esperamos al nuevo vehículo.

¡Adiós «tierra firme»!

 

¡Qué viaje más agradable navegando por el mar!

 

Este trayecto se nos hizo más largo, de las mismas ganas que teníamos de llegar.

Además, el katamarán se tuvo que desviar en una ocasión para recoger gente de otra isla.

¡Por fin llegamos a Ko Kood!

Ko Kood desde el katamarán

Bajamos súper contentos porque un taxi nos espera para dejarnos en la misma puerta del hostal.

Esta vez no tenemos que volvernos locos.

Está todo controlado.

Me descojono…

En el taxi que nos lleva al hostal, vamos con una muchacha italiana que se aloja donde nosotros.

Cuando llegamos al hostal, la dueña se asombra y nos pregunta que si hemos reservado.

Le decimos que sí y nos dice que es imposible, que sólo le queda

¡una habitación individual!

La de la italiana, claro.

Ponemos cara de: «no puede ser, te tienes que estar equivocando» y buscamos en el móvil el mensaje de confirmación de reserva.

Mientras lo buscamos, nos pregunta los nombres.

¡Se echa las manos a la cabeza!

Según ella, alguien vino ayer a reservar una habitación y dijo que era Manu Román. Además, añadió que lo sentía mucho pero que no podía quedarse más días.

Eso viene a colación de que nosotros añadimos en nuestra reserva que nos gustaría quedarnos más tiempo.

Oséa que según esta señora, la propietaria de P.D Guest House, ¡alguien se ha hecho pasar por Manu!

Y como este alguien le dijo que no se quedaría más días, canceló nuestra reserva y le ha dado la habitación a otra persona.

¡Estupendo y maravilloso!

Pero lo más gracioso de todo es que la reserva de la italina, que estaba allí con nosotros enterándose de todo, ¡tampoco la encontraba!

Luego resultó ser problema de la italiana, que venía muy segura pero había hecho la reserva para el día siguiente y se había presentado un día antes.

Allí estábamos los 4 partiéndonos de risa pero que…

¡estábamos sin habitación, otra vez!

La habitación individual se la dejamos a la italiana, efectivamente, y a nosotros no nos quedó otro remedio que salir a buscar…

La muchacha del hostal de las narices, nos deja su moto a regañadientes.

¡Encima no quiere ponernos las cosas fáciles la muy tonta del culo!

Como no habíamos pagado todavía…

Decía que su moto tenía los frenos rotos y que yo me quedase allí mientras Manu iba con alguno de sus empleados a buscar habitación.

¡A ti te falta un tornillo hombre!

O vamos los dos, o vamos los dos.

Al final nos dejó la moto y no tuvimos que buscar mucho.

Pero ya era de noche, se nos puso a llover, llevábamos el depósito en la reserva y…

¡lo de los frenos era verídico!

Lo pudimos comprobar cuando casi nos tragamos el cartel de un hotel.

En menos de una hora teníamos habitación.

Pero nos pareció insólito que a finales de enero y en una isla que se supone que no es conocida, la mayoría de los hoteles estuvieran llenos.

¡Menos mal que decía Lalo que aquí casi no venían turistas!

Pues nos habremos puesto todos de acuerdo.

El caso es que estamos en un resort de playa, y este no es como los de India que quedaban a 5 km de la orilla.

¡Estamos en la puñetera playa!

 

En una de las mejores playas de la isla, en un resort con unos jardines enormes pero…

en una habitación de hostal.

¡Ya ahí no podíamos pasarnos mucho!

Tenían bungalows libres y habitaciones con vistas y esas cosas.

Y se nos pasó por la cabeza tirar la casa por la ventana y gastar un poquito más, pero no.

La habitación que tenemos, para estar donde estamos, es muy barata y está relimpia, así que todo ha sido para bien.

Además, cuando hemos llegado al P.D Guesthouse, no nos ha gustado mucho.

Todavía le tenemos que dar las gracias a la señora por cancelarnos la reserva.

Por si todavía te estás preguntando cómo es posible que alguien se haya hecho pasar por Manu, te digo lo mismo que a Manu cuando me lo preguntaba.

Muy sencillo,

¡porque es mentira!

A la señora mentirosa del hostal le interesaría, por lo que fuese, darle la habitación a otras personas y no hay más.

Estuvo ella pensando, pensando y esa fue la mejor historia que se le ocurrió.

Pero como es de bien nacida ser agradecida: «gracias señora mentirosa por darnos la posibilidad de encontrar algo en muchísimas mejores condiciones y en una playa preciosa».

¡GRACIAS!

No tenía que ser, está claro.

Mañana tendremos que desayunar mirando al mar…

Ohhhhh, qué penaaaaaaa.

MUUUUUUCHOS BESOS

¡Cuéntame si alguna vez te ha pasado algo parecido!?

Publicado en: MIS VIAJES Etiquetado como: chiangmai, el viaje de mi vida, Ko kood, la mochila de tania, p.d guest house

SIN BRAGAS Y A LO LOCO

19 enero, 2017 por taniacarrasco 6 comentarios

Intentamos buscar la manera de recuperar mis braguitas, pero desistimos.

Después de quedarme sin ellas, no quería perder también a mi novio por la terraza.

Estos días se ha deshecho el grupete tan majo que se había formado con el curso de masaje de Manu.

Para despedirnos de Lalo y Sussi, organizamos una cenita.

Al final nos juntamos 15 personas, cuando íbamos a ser bastantes menos.

Se respiraba una energía muy buena y tuvimos una cena muy agradable.

Manu se quedó con hambre, ya sabes…

Lalo nos ha dado un montón de información para cuando vayamos a la islas.

Por si no lo sabes, en Thailandia han tenido una buena montada con el tema de las inundaciones.

Toda la zona de las islas a las que queríamos ir, permanece muy afectada.

Ese motivo nos ha hecho tener que cambiar los planes, otra vez.

Lalo, nos recomendó la isla de Ko Kood.

Según él, es una de las pocas islas que se mantienen bastante vírgenes y que tienen menos turistas, normalmente.

Lalo lo sabe porque su hermano, casado con una thailandesa, vive en Ko Kood desde hace tiempo.

Allí montó un restaurante italiano que se dedica a hacer las delicias de los visitantes.

El problema es que al estar toda la zona más turística tan afectada, ahora todo el mundo quiere ir a la zona de Ko Kood.

O al menos, eso nos han dicho en la agencia en la que preguntamos.  

El mismo Lalo, nos ha recomendado también el sitio donde se suele alojar él cuando va de visita y se cansa de estar en casa de su hermano.  

Ya hemos reservado…miedo me da…

Así que estamos apurando nuestros últimos días en Chiangmai antes de bajarnos a disfrutar de la playa.

Estuvimos baranjando muchas opciones en cuanto al transporte.

Que si avión, que si autostop, que si combinar ambas…

Al final, bajaremos a Bangkok en bus, allí cogeremos otro bus que nos deja directamente en el katamarán que nos acerca a la isla.

Al llegar a la isla, otro vehículo nos recoge para llevarnos directamente a la puerta del hostal.

Pero eso me gustaría verlo a mi…

Ya te contaré…

Saldremos de Chiangmai el sábado por la tarde y se supone que llegamos a la isla el domingo al medio día.

Podía haber sido peor…

El avión hubiese acortado bastante el trayecto pero nos hubiese salido 4 veces más caro.

Y como lo que tenemos es más tiempo que dinero, ahorramos en transporte por si allí queremos gastar el dinero en otra cosa como, por ejemplo, comer.

Nos han dicho que el bus que nos deja en Bangkok, que es el trayecto más largo, tiene baño y cena.

Puedo pasar sin cena, pero sin baño…

Y como a Manu le pasa al revés, todos contentos.

Los últimos días aquí están siendo tranquilos.

Por un lado, tenemos muchísimas ganas de llegar a la playa y por otro, estamos súper a gusto en Chiangmai y en el Chinda House.

Ayer conocí a nuestro vecino de al lado.

Un catalán llamado Álex (los catalanes nos persiguen) al que le gusta hablar por teléfono con su padre a la 3 de la mañana, todos los puñeteros días.

El chaval me pareció muy majo, pero a las 3 de la mañana lo mataba y tiraba su cuerpo por la terraza para que le hiciese compañía a mis bragas.

Como paso mucho tiempo sola, tengo la oportunidad de hablar con mucha gente.

Hombres, quiero decir.

Hoy cuando he salido a comer, un americano de mediana edad y profundos ojos azules, se ha acercado a preguntarme por mi tatuaje de la espalda.

Me ha costado entenderlo, las conversaciones profundas en inglés se me escapan un poco todavía, así que cuando ha llegado mi comida le he despachado con un «nice to meet you» (encantada de conocerte) y me he sumergido en mi sopa de arroz con jengibre.

Se me ha pasado contarte una peculiaridad de este país…

Aquí no tienen muy claro el concepto de servilletas.

A pesar de que en lo que al papel higiénico se refiere llevan un gran adelanto si lo comparamos con Sri Lanka, India o Nepal, en cuanto al tema «servilletas» andan algo confundidos.

Es un tema delicado…

Es cierto que en algunos restaurantes encuentras algo parecido a servilletas.

Te ponen en un bote trozos de papel, del mismo grosor que el humo, de manera que para limpiarte la boca necesitas coger 10 papelitos de esos.

Si tienes la mala suerte de que el picor de la comida te produzca ganas de estornudar o te provoque moqueo constante,  la cosa se complica.

Limpiarse la nariz con ese sucedáneo de papel es lo mismo que limpiarse el culete con la mano.

Debe ser que algún empresario inteligente se ha dado cuenta de la magnitud del problema y ha decidido tomar cartas en el asunto.

Es por ello que en algunos restaurantes, lo que te ponen en el botecito de las servilletas, no son servilletas.

¡Te ponen directamente el rollo de papel higienico!

Papel higiénico para limpiarse la boca

Nos limpiamos el culo y la boca con el mismo material.

En España nos echaríamos las manos a la cabeza si le pedimos servilletas a un camarero y nos trae el scotex de doble capa.

Pero si lo piensas, tampoco es tan importante.

Alguna ventaja tiene que tener.

Y si alguien la sabe que me la cuente.

Debe ser un decreto real o algo así…

Con eso de que no se puede criticar al rey, no me atrevo a indagar.

Estaba yo contándote esto tan interesante del papel higiénico, cuando han llamado insistentemente a mi puerta.

«¡El «chico de color» sin camiseta de la terraza de en frente!», he pensado…

Y he salido corriendo a abrir…

¡Pues no, oye!

Eran un par de «chicas de color amarillo» despistadas, que debían estar buscando a alguien que, evidentemente, no era yo.

Continuemos…

El hecho de que me pase el día encerrada en la habitación con este chisme que tengo debajo de las manos, no significa que no me pasen cosas interesantes.

Ayer, sin ir más lejos, escuché mucho ruido y corrí a la terraza de nuevo.

Por si «el chico de color sin camiseta» había venido a conquistarme con la tuna de su pueblo.

Tampoco oye…

Por la calle pasaban un grupo de thailandeses, vestidos de rojo y amarillo, con tambores y mucha prisa.

Podía haberlos confundido perfectamente con los seguidores de «la roja», pero como no gritaban ni nada, lo descarté.

Cuando entré a la habitación a por el móvil, para plasmarlo y poder enseñártelo, ya estaban demasiado lejos.

 

Otra de las cosas que he podido ver desde mi ventana, a colación del post sobre religión que escribí el otro día, es lo siguiente:

Son las 8 de la mañana y estoy haciendo mis ejercicios matutinos.

Voy a abrir la ventana para que se refresque la habitación (me han dicho que en España ya estáis fresquitos sin necesidad de abrir ninguna ventana) y veo llegar a un monje budista.

Al pasar por la puerta de un hostal, sale una mujer.

El monje se para y la mujer le echa dinero en un cestito.

Después se arrodilla con las manos juntas delante de la cara y permanece de rodillas frente al monje un buen rato.

Supongo que estaba rezando.

¿Esta señora será más feliz que yo, o vivirá más años?

¿Cuál es la labor de estos monjes y qué hacen con ese dinero?

No son críticas, repito, no son críticas.

Sólo preguntas que me surgen y que pongo por escrito por si alguien tiene las claves.

La vida es muy interesante desde la ventana de esta habitación, ya lo has visto…

Llegados a esta conclusión, ya no necesito que la habitación este limpia, ni que la cama sea cómoda…

¡Sólo necesito una ventana!

Mis necesidades como ser humano se están reduciendo.

¡Justo lo que quería!

De aquí a la iluminación, me queda un paso.

El día que deje de necesitar la ventana, me buscaré un zulito en una montaña y me compraré una túnica naranja y un plato de plástico, por si alguien quiere echarme algo…

Deliro…creo que necesito un paseo…

Me voy a comer y soy devorada por un mosquito carbón.  

Si es que me tenía que haber quedado en la habitación.

Ya he echado el día…

Como cuando empieza a caer el sol, los mosquitos acechan, no creo que el chico de color salga al balcón sin camiseta hasta mañana.

Estaba yo en mis pensamientos…cuando llega Manué.

Este señor, que había decidido justo ayer que se iba a comprar una cinta del pelo y lo iba a dejar crecer, viene del peluquero.

En casi 3 meses de viaje que llevamos me gana 2-0.

Se ha cortado el pelo y afeitado 2 veces y yo ya me puedo chupar las patillas.

Si me vieran mi peluquera Eva y mi peluquero Emilio, no se lo creerían.

Dicen que donde hay pelo hay alegría, ¿no?

PUES ALEGRÍA PARA TOD@S ??????

 

 

 

 

 

 

Publicado en: MIS VIAJES Etiquetado como: Bragas, chiangmai, el viaje de mi vida, Ko kood

Barra lateral principal

Copyright © 2022 · Genesis Sample en Genesis Framework · WordPress · Acceder

Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros para recopilar información estadística sobre su navegación y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias, generada a partir de sus pautas de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Acepto Leer Más
Política de cookies

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR