• Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral principal
logo-final
  • Inicio
  • Sobre mí
  • Servicios
  • Regalo
  • BLOG
    • ALIMENTACIÓN Y EJERCICIO
    • DESARROLLO PERSONAL
    • MIS VIAJES
  • Equipo
  • Contacto

arroz con cosas

CUANDO CAMBIAS HOSTALES POR UNA VILLA PRIVADA CON PISCINA EN MEDIO DE UN ARROZAL

1 mayo, 2017 por taniacarrasco 6 comentarios

No pego ojo en toda la noche pensando que nuestros amigos puedan tener algún percance.

Aunque bueno, algo de ojo si tuve que pegar porque cuando me escribieron para decirme que estaba todo bien no me enteré hasta que me levanté al baño a las 3 de la mañana.

Eso me permitió dormir un poco mejor pero, aún así, nos levantamos algo nerviosos. Llevábamos meses esperando esta visita y tenemos mucha ilusión puesta en ella.

Queremos que todo sea perfecto y que nuestros amigos disfruten al máximo. Realmente son sólo 5 días los que van a pasar aquí, y venir desde España para una visita tan corta tiene que ser bien aprovechada.

Como han llegado a Bali a las 11 de la noche, esta primera noche la han pasado en un hotel cerca del aeropuerto. Se supone que tienen que dejar el hotel a las 11 de la mañana, pero son las 10:15 y aún nos sabemos nada de ellos.

Estarán durmiendo como lirones porque un viaje de tantas horas te deja para el arrastre.

A los pocos minutos, se ponen en contacto con nosotros. Como yo pensaba, estaban durmiendo a pata suelta.

Les hemos recomendado que se cojan un uber (tipo bla bla car) para llegar hasta Ubud, pero la aplicación no les funciona y los taxis que paran por la calle les quieren cobrar un ojo de la cara.

Dan las 12 del medio día y aún siguen en Denpasar sin conseguir quién les traiga hasta Ubud.

Manu y yo nos desesperamos un poco. Tenemos tantas ganas de verles y de llegar a la villa que han alquilado, que hacemos las mochilas y nos vamos para allá directamente.

Como estos días vamos a necesitar dos motos, alquilamos otra en el mismo sitio donde alquilamos la nuestra.

¿Qué pasa con esto? Pues que Manu tiene que llevar una moto ¡y yo la otra!

Hasta ahora no me había atrevido a coger moto en todo lo que llevamos de viaje. Sí, cierto que tuve moto desde los 14 años, pero algún que otro piñazo que me he dado me han hecho cogerle cierto respeto.

Como suelo hacer con cada uno de mis miedos irracionales, me lio la manta a la cabeza y me subo en el bicho este ?

Al menos con esta moto me llegan los pies al suelo. Con la que tenía de jovencita a penas apoyaba la puntita de los dedos.

Inciso para la juventud: no comprarse una moto que no te permita apoyar los pies en el suelo completamente, habrá consecuencias.

Arranco la moto. Manu se pone detrás. El bicho empieza a moverse. Yo intento no moverme mucho para que no se enfade el bicho. La calle tiene 3 metros de ancho y por allí pasa todo dios: personas, coches, más motos, perros…

Mantengo la calma, no paso de 30 por hora. Compruebo que en todas las curvas hay mucha arena. Sólo en las curvas. Muy buena idea, sí señor. Me gustaría hablar con la persona que la ha patentado.

Por lo tanto, voy a 30 en las rectas y me paro en las curvas. Manu se baja a empujarme, me pitan tanto que me dejan sorda, las vacas mugen, los pájaros se me hacen sus cositas encima…

Esto último es broma, pero sí, tengo que reducir bastante la velocidad en las curvas al mismo tiempo que uso el pito por si alguien viene de frente.

Voy tan concentrada que no me doy cuenta de que me he pasado la villa. Mi sentido común prefiere ir recto que tener que girar la moto en ninguna dirección. 

Manu me pita desde atrás hasta que me doy cuenta de que tengo que dar la vuelta. El caso es que la doy bien. Apoyo mis piececitos en el suelo y voy girando el manillar despacito.

Si me ves desde fuera parezco segura y confiada. Nada que ver con la realidad. Pero tenía que hacerlo ¡y lo conseguí! Llegué sana y salva y…nunca más volveré a coger una moto ?

Cuando llegamos a la villa, pasamos a registrarnos en la recepción. A pesar de que saben que nosotros no vamos a soltarles ningún billete, nos ofrecen unas toallitas muy frías con las que no tengo ni idea de lo que tengo que hacer…

¡Pues me limpio las manos!

«¡Son para el calor cariño!», me dice Manué. Así que, después de lavarme las manos, me la paso por la nuca, por el pecho y por todas las zonas susceptibles de achicharrarse. 

Cuando terminamos de refrescarnos, nos cogen las mochilas para llevárnoslas a la villa.

«No, por favor, nosotros podemos», le decimos al botones, pero se niega a hacernos caso.

Hemos perdido totalmente la costumbre de que nadie se tome estas molestias por nosotros. 

Por fin llegamos a la villa…sin ni siquiera llegar a la puerta puedes disfrutar de un maravilloso paisaje con vistas a un enorme arrozal.

Al abrir la puerta…es que te quedas sin habla…desde el ventanal del salón se ve la piscina, con vistas a otro arrozal. Es todo verde, todo bonito, todo…¿limpio?

¡No me jodas que no han limpiado esto desde la última vez que vinimos!

Muy bien lo de la toallita, lo de llevarnos la mochila, pero ¿qué pasa aquí con los cepillos de barrer y las fregonas?

En un hostal barato, pasa que no esté todo muy limpio, pero en una villa privada con piscina que le va a costar una pasta a mis amigos, me niego a que lleguen y vean que está sucia.

Recomiendo al personal del hotel que limpien un poquito. A los 5 minutos llega un muchacho y decidimos salirnos fuera para dejarle hacer su trabajo tranquilamente.

Mientras tanto, nos damos una vuelta por la piscina común que tienen al lado del restaurante. Casi no nos da tiempo a sentarnos cuando observamos que el chico de la limpieza ya ha acabado su tarea.

Tardó unos 4 minutos en barrer y fregar toda la villa, que tiene un salón y dos habitaciones bastante grandes con su baño privado.

Nada oye, cojo la toallita refrescante que me han dado para el calor y paso el polvo a todas las superficies. 

No se le pueden pedir peras al olmo.

Igualmente, el sitio está espectacular: Manji Resort.

 

Dejamos las mochilas en el salón, queremos que sean nuestros amigos los que elijan la habitación que ellos quieran. Hay coca-cola en el frigo, café, té, 4 botellas de agua en cada habitación, otras 8 botellas en el frigo…no está nada mal.

Manu propone que nos demos un baño mientras esperamos, pero le prohíbo que toque nada hasta que no lleguen María Luisa e Iván. Al final consiguieron un taxi a buen precio y llegarán sobre las 2 de la tarde. ¡Justo a tiempo para comer!

Manu propone beberse una coca-cola. Se lo prohíbo también. Está muy feo no esperar a los dueños ?

Como no podemos bañarnos en la piscina privada, ni beber coca-cola, ni deshacer las mochilas, nos vamos al restaurante de la psicina común.

Al poco rato, el personal del hotel nos avisa de que nuestros amigos están aquí.

¡Biiieeeeeeeennnnnnnn!?????

Salimos prácticamente corriendo. Ellos vienen tranquilos, que están de vacaciones.

Estrujo a mi amiga, estrujo a su novio y vamos a enseñarles su nueva casa.

¡Les encanta!

 

Teníamos un poco de presión también con eso, porque fuimos nosotros los que vinimos a verla y dimos el visto bueno. Pero es muy difícil que no te guste un sitio así, aunque no está bien barrido ?

Después de esperarles para que eligiesen habitación, son los muchachos que les llevan las mochilas los que eligen por nosotros. Meten sus mochilas en la habitación de la izquierda y se olvidan de que las nuestras están en el salón también.

Ya se han dado cuenta de quién va a pagar…se nos acabaron los privilegios ?

Estamos todos hambrientos así que les llevamos a comer a un sitio muy típico. Iván coge una moto y Manu la otra. Lo cierto es que le dejamos a Iván la moto que habíamos tenido nosotros todo este tiempo porque comprobamos que la nueva no tiene los frenos en muy buen estado.

Quizá el cambio no fue buena idea, la moto que le dejamos a Iván no podía con los dos  ???? y tenían que conducir a 30 km por hora, igual que había hecho yo esa misma mañana.

Finalmente, llegamos al restaurante. Ya sabes lo que vamos a comer: arroz con cosas. Ellos te ponen el arroz y tú eliges las cosas.

Iván no tolera muy bien el picante, como Manu, pero nosotros estamos acostumbrados después de 6 meses por aquí. De hecho, María Luisa no es capaz de terminarse su plato y a Iván le cuesta. No hemos tenido mucho éxito con esta primera propuesta, prometemos mejorar…

Pero creo que ahora mismo nos da igual. Estamos tan contentos de estar juntos que lo mismo da arroz que noodles.

comiendo los 4- villa privada en Bali

Terminamos de comer tarde, damos una vuelta tranquila por la ciudad, vamos a cenar con nuestra amiga musulmana de los helados exquisitos y volvemos a la villa a descansar.

Después de un buen rato de charleta, cada mochuelo a su olivo. Se avecinan días intensos y no queremos empezarlos con cansancio acumulado.

Presiento que voy a dormir como una angelita en esta cama, con estas vistas, con esta compañía y todos los bichitos que se escuchan alrededor.

Seguro que van a ser días muuuuuy interesantes.

Sigo contándote muy pronto.

UN GRAN ABRAZO

Publicado en: MIS VIAJES Etiquetado como: amigos, arroz con cosas, Bali, el viaje de mi vida, Indonesia, Ubud, villa privada

¡ALLÁ VAMOS BANGKOK!

20 diciembre, 2016 por taniacarrasco 4 comentarios

¡Abre la cerveza y bébetela!

En el aeropuerto de Bombay, al pasar los controles, mi mochila la apartan a un lado.

«¡Es mía, es mía!», le digo al simpático señor de seguridad.

Me mira extrañado y me pregunta:

«¿Llevas líquidos?».

Abro la mochila y le saco mi botella de agua de dos litros y la cerveza, cortesía de JetAirways.

«¿Y esa cerveza?», dice con cara de pocos amigos.

«Pues una cerveza que me han regalado en el avión», le digo con cachondeo. ¿Por qué no me preguntas por el agua?, me hubiese encantado decirle.

No le debió hacer mucha gracia y me dice:

«Ábrela y bebe».

Pues no me parece bien. Ahora no me apetece, pensé.

Pero no me quedó más remedio que hacer lo que me decían.

Después del sorbillo de cerveza me devolvió la mochila y me dejó ir. No sin antes recordarme que no estaba permitido fumar.

Este señor se pensó que después de haber abierto la cerveza me iba a dar por encenderme un cigarro y ponerme allí de botellón.

¡Y pensó bien! Menos mal que me lo advirtió.

De todas maneras me habían requisado el mechero en el anterior control, así que…por esas que se libró el simpaticote.

Manué aún no había pasado su control y no se enteró de nada. Para los controles te dividen por sexos.

¡Con lo divertido que es que te cachee un hombre!

Cuando sale y me ve bebiéndome la cerveza, me dice:

«¿Qué haces?»

Pues nada cariño, que estaba aburrida de esperarte y me dije:

«¡Voy a empezar con el botellón!»

Una vez pasados los correspondientes y divertidos controles, buscamos la sala de descanso para pasar la laaaaarga tarde-noche.

Al llegar al final del aeropuerto, un montón de sillones nos esperan.

Buscamos el rincón más apartado y nos colocamos.

Si no hubiese sido porque cada vez que me levantaba para ir al baño alguien ocupada mi lugar a pesar de las advertencias de Manué de que aquel asiento esta ocupado, la tarde habría sido tranquila.

Lo que sí que fue divertido fue la noche.

Cada vez que cogíamos el sueño, los azafatos de la puerta de embarque más cercana venían a preguntarnos si nuestro vuelo era el siguiente.

Debían estar muy preocupados por si nos quedábamos a vivir en el aeropuerto.

A eso de las 8 de la tarde ya estábamos intentando coger el sueño.

Nos tocaba embarcar a las 7 de la mañana del día siguiente, había tiempo de sobra.

Si tenemos en cuenta que salieron vuelos cada hora y media…nos despertaron unas 7 veces por si perdíamos el vuelo a Dubai, a Delhi, a Kuala Lumpur y a no sé cuántos sitios más.

Y ahora a esas 7 veces que nos despertaron le añadimos las otras tantas que tuve que ir al baño, modo zombie.

Como sabía que estaba pillando un catarro de los buenos, otra vez, me inflé de agua y así me pasó.

Dormimos una poca m…..

¡Por fin es la hora de embarcar!

Nos levantamos alcayatados, nos acicalamos y nos ponemos a hacer estiramientos, como si allí no hubiese nadie más que nosotros.

El personal del aeropuerto nos miraba, los 30 monjes vestidos de blanco que había por allí también…pero nos daba igual.

Era eso o pedir un andador para poder llegar al avión.

Tiene narices que te miren los monjes porque estás haciendo estiramientos cuando estuvieron toda la noche mirando a La Meca, haciendo momios con las manos y levantándose y agachándose cada dos por tres, mientras otro tipo de blanco con una manta en los hombros les vigilaba por si hacían mal los movimientos, supongo.

Subimos al avión emocionados. Sabemos que habrá barra libre de cerveza y esta vez no nos pilla por sorpresa.

Además nos ha tocado un avión con tele y muuuchas pelis.

Nos ponemos «Ice Age» y esperamos impacientes la cerveza.

Al poco rato, el olor a comida nos saca de la peli.

¡Que viene la cerveza!

Nos ponen la bandejita del desayuno: un trozo de tortilla francesa, una salchica, unas patatas con cebolla y una bebida a elegir.

Puedes elegir entre: zumo de tomate, zumo de naranja, café o té.

¿Y…

Dónde

Está

Mi

Cervezaaaaaaaaa?

Con el disgusto me empora el resfriado y le pido a Manué que me haga Reiki.

Siempre me deja como nueva.

Esta vez no hubo cerveza, ni musicote, ni cola para ir al baño…ni tampoco azafatas guarrillas intentando ligar con mi chico.

¡Esto me descoloca!

Me he vuelto a quedar sin compañía aérea favorita.

¡Por fin llegamos a Bangkok!

Como estamos realmente cansados y yo no me encuentro del todo bien ¡hoy toca hotel!

Es impensable después de tantas horas de viaje que nos pongamos a patear la ciudad en busca de un hostal, con la mochila al hombro.

Reservamos un hotel por internet y pillamos un taxi que nos lleve.

Un taxi conducido por un listillo.

Primero nos pregunta que si estamos de luna de miel. Le digo que sin boda no puede haber luna de miel. Y luego le sugiere a Manu que en Bangkok hay mucha fiesta, que me deje durmiendo y salga a disfrutarla.

Todavía te comes el volante y a ver cómo sales de fiesta tú con una indigestión de airbag.

La broma del taxi y el hotel nos sale cara, por supuesto.

Pero cuando llegamos al hotel…¡ni cara ni leches!

¡Qué alegría tener un hotel donde se puede comer en el suelo, de limpio que está!

¡Una cama gigante de sábanas tan blancas que parecen transparentes!

¡Una ducha con mampara donde no tienes que meterte con las chanclas puestas!

¡En el baño hay jabón y papel higiénico!

¡Tenemos secador y caja fuerte!

¡Un pequeño saloncito con tele gigante de plasma!

¡Terraza, calentador de agua para hacernos té!

¡Bolsitas de café, té, etc…cortesía de la casa!

¡Y frigo con agua gratis!

No voy a mencionar lo del jacuzzi, la piscina y el gimnasio…

¡ME MUERO DE FELICIDAD!

Dejamos las cosas en nuestra suite y salimos a cenar algo caliente.

Mi primera cena thailandesa es…¡sopa de arroz!

 

Si es que tiene narices…

Pero es que me da igual. Sólo pienso en meterme en esa ducha, dormir en esa cama y levantarme temprano para ponerme morada en el buffet del desayuno.

¡Que tenemos buffet para desayunar! ¡Oleeeeeeeeeeee!

¡Palmas, palmas!

Bueno, bueno…¿y qué me decís de ese rato en el sofá de tu habitación, viendo una peli que no te importa, mientras tu chico te toca los pies?

¿Qué eh? ¿Qué?

Pues que no sé cómo será Bangkok, ni si me va a gustar Thailandia, pero empezar ha empezado cojonudamente.

Descansamos de maravilla y temprano nos subimos a desayunar a la azotea.

Ese buffet con comida de todo tipo. Esa azotea con vistas de toda la ciudad. Este tiempo maravilloso de 20 grados a la sombra.

¡Me quiero quedar a vivir aquí!

En principio, lo del hotel iba a ser sólo una noche. Pero…nos vamos a quedar otra noche más.

No hemos pisado ni el jacuzzi, ni la piscina, ni el gimnasio…

¡Necesitamos un día más aquí, con ese desayuno!

¿Habéis probado la mermelada de piña?

Yo no la había probado nunca y se acaba de convertir en mi mermelada favorita.

¡Necesito un día más de mermelada de piña!

Después de ponernos las botas en el buffet del desayuno, nos vamos a dar una vuelta por la ciudad.

En el hotel nos ponen taxi gratis para llevarnos al embarcadero donde cogemos el «taxi bote» que nos deja en el centro de Bangkok.

¡Cómo no me va a gustar este hotel! ¡Taxi gratis también!

Por si no lo sabéis, aquí hace muy poco que se ha muerto el rey y aún están de luto.

En el centro de la ciudad, por la zona del palacio, montones de thailandeses vestidos de negro lloran la pérdida de su monarca.

No sabemos si es por eso que regalan comida por la calle y los autobuses no nos han costado ni un duro.

Así que hoy hemos comido arroz con cosas por todo el morro y hemos viajado en bus sin pagar ni un céntimo.

Señor monarca, cuando se vuelva a morir usted, nos avisa que venimos otra vez.

Bangkok es una ciudad súper limpia, de gente muy agradable y donde la variedad de comida que encuentras por la calle es 100 veces superior a la que te puedas encontrar en los países que ya hemos visitado.

Ni en Sri Lanka, India o Nepal te encuentras la mitad de tipos de comida que encuentas en Bangok.

¡Puntazo para Bangkok!

Claro que, todo hay que decirlo, esta ciudad es muchísimo más cara.

No se puede comparar, es otro rollo totalmente diferente.

bangkok

Es una ciudad muy limpia, de gente muy moderna, con precios mucho más caros, pero con muchas más alternativas para todo.

Hay tanta variedad de comida que nos cuesta trabajo decidir qué cenar.

¡Ostras! ¡Y nos hemos encontrado mangos por la calle!

Ni en India ni en Nepal habíamos podido comerlos. Desde que estuvimos en Sri Lanka, nada de mangos por ningún lado.

¡Casi se me saltan las lágrimas al verlos!

Cuando ya me he puesto a llorar del todo es cuando hemos preguntado el precio…

Así que nada de mangos por ahora, hasta que dejemos el hotel y recuperemos un poco el bolsillo.

El paseo por Bangkok es genial, pero estamos deseando volver a la habitación para disfrutar de la última noche.

¡Dos día de vacaciones! ¡Yujuuuuuu!

Tengo que contaos una cosa…

Ya sabéis las ganas que tenía yo de pasar la Navidad en la playa…

Pues esos planes se han ido al traste.

Pero no preocuparse que es por una buena causa.

Resulta que mi Manué quiere hacer unos cursos de «Thai Massage» (masaje thailandés), en una escuela que está al norte del país.

Estos cursos comienzan el 2 de enero, así que irse a las islas del sur para volver corriendo al norte para los cursos no era muy viable.

Es un gasto de dinero absurdo y poco realista y supone tener que verlo todo corriendo.

Así que hemos decidido subir hacia el norte desde mañana mismo.

Nos han contado que el norte de Thailandia es muy bonito, así que pensábamos visitarlo igualmente.

Pasaremos las navidades en el norte y dejaremos la playa para después.

No seré yo quien la dificulte las cosas a Manué para hacer cursos de masaje.

¡Con lo bien que me viene eso a mí luego!

Miramos trenes y buses para empezar a movernos y…¡jolines qué caros!

Aún no hemos cambiado el chip con la moneda thailandesa y al cambio con la moneda de Nepal nos parece todo carísimo.

¿Y si hacemos autostop??

Ya os contaré mañana…jijijijijij

BESAZOS DE TODOS LOS COLORES

Publicado en: MIS VIAJES Etiquetado como: arroz con cosas, bangkok, el viaje de mi vida, thailandia

Barra lateral principal

Copyright © 2023 · Genesis Sample en Genesis Framework · WordPress · Acceder

Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros para recopilar información estadística sobre su navegación y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias, generada a partir de sus pautas de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Acepto Leer Más
Política de cookies

Privacy Overview

This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary
Siempre activado
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Non-necessary
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.
GUARDAR Y ACEPTAR