Tania en Karma Beach

KARMA BEACH, FISH MARKET Y REFLEXIONES PROFUNDAS

El día de hoy ha sido intenso. Hemos establecido la Karma Beach como nuestra nueva playa favorita y hemos comprobado que a la que te descuidas, te sacan los billetes sin que a penas te des cuenta.

Nos hemos tenido que despedir de Judith y Nacho antes de lo que nos hubiese gustado. Ellos sólo tienen 8 días para conocer Bali y seguían su ruta por otro sitio.

¡Nos vemos en Caños de Meca chicos!?

Nosotros teníamos pendiente visitar otro par de playas y el mercado de pescado.

La playa de hoy ha sido una gozada. Una vez que has bajado los cientos de escalones (más escalones que ninguna de las playas en las que hemos estado), aparece ante ti una maravillosa playa con dos resorts de lujo.

 

Esta playa, Karma Beach, no es de las más conocidas de la península de Bukit. ¿Por qué?

Los resorts de lujo que disfrutan de esa playa son de gente muy adinerada. Creemos que es un lugar de famosos, algo apartado, poco publicitado, donde esta «pobre» gente pueda tener algo de intimidad.

Nos preguntábamos cómo los huéspedes de esos resorts accedían a la playa teniendo las habitaciones en lo alto del acantilado…hasta que hemos visto el «telesilla».

Te puedes hacer una idea de lo que tiene que costar aquello cuando te bajan a la playa en ascensor…

 

Karma Beach, a parte de ser muy bonita, permite que te bañes con algo menos de oleaje que en el resto de playas, y sus aguas están bastante más cristalinas. ¡Nos veíamos los pies!

Pero, como todo, tiene su parte buena y su parte mala: hemos contado 350 escalones de piedra, de diferentes tamaños y con distinta separación entre ellos, para dificultar un poco más la subida si es posible.

En realidad, si lo miras bien, todo es positivo: llegas a una playa bonita, donde no hay mucha gente, y cuando vuelves a casa entrenas los glúteos para lucirlos al día siguiente en otra playa.

Antes de llegar a la playa, hemos sido testigos de un horrible accidente. Un camión se había estrellado cuesta abajo contra una casa.

Las consecuencias han sido fatales para una niña y su tía. Suponemos que habrá habido más consecuencias, pero no hemos querido averiguarlo.

Era tremenda la cantidad de gente que se arremolinaba allí para echar fotos…

Nosotros sólo hemos sido capaces de bajarnos, por si podíamos ayudar, pero había tanta gente que nos hemos marchado acongojados.

Por favor, cuidado en la carretera, no estás sola en tu coche. Cuando conduces, va contigo: toda la gente que te quiere, otras personas en sus coches y gente que puede cruzarse en tu camino por cualquier razón.

Una vez que se nos ha pasado el sustazo y hemos visitado la playa, hemos querido acercarnos al mercado de pesacado y allí hemos conocido a otra parejita de españoles, Marga y Josep.

La cara de Josep nos sonaba mucho y es que resulta que habíamos coincidido con ellos en el hostal horrible de Kuala Lumpur, en el que pasamos los primeros días (Razzies guest house).

En su momento, nos dimos cuenta de que eran españoles pero no tuvimos la oportunidad de entablar conversación.

El mercado de pescado es alucinante. Allí puedes encontrar todo tipo de pescado fresco, a precio de turista si eres blanquita, y salir a los «restaurantes» adyacentes para que te lo cocinen.

 

Pero lo mejor ha sido el rato de charla con los españoles, que nos han dado unas cuantas ideas para continuar con el viaje por Indonesia.

Antes de comer, me han dado ganas de hacer pipí…el camarero del restaurante en el que estábamos (si a eso se le puede llamar restaurante), me indica que salga fuera y sigua el caminito hacia delante.

Me meto como en unas chabolas donde una mujer, rodeada de otras cuantas personas, me señala el baño, muy simpática.

¡Pero qué maja es la gente aquí!

Cuando salgo de hacer pipí del agujero maloliente y sucio del cuartucho aquel, la señora súper simpática me pide 2000 rupias.

Aún sabiendo que hacer pipí ahí no puede costar dinero, voy a buscar las 2000 rupias y se las llevo. Me las coge con una sonrisa de oreja a oreja, lanzándole una mirada cómplice a las personas que había con ella.

«¿Está bien?», le digo sorprendida por las miraditas que estaban compartiendo.

«Sí, sí, está bien», me dice la muchacha.

Cuando vuelvo a la mesa donde me esperaba Manué, me dice: «¿y la vuelta del billete que te he dado?»

«¿Qué vuelta cariño? Si hacer pipí valía 2000 rupias…».

Manu me había dado 20.000 y yo no me había dado ni cuenta. ¡Por eso se lanzaban miraditas cuando les he dado el billete! Les había dado 18.000 rupias de más…

Y encima les pregunto y me dicen que todo bien. Bien no, cojonudo, no te digo.

Enfilo el camino del baño otra vez, con cara de pocos amigos, y en cuanto me han visto a lo lejos han empezado a sacarse los billetes del bolsillo para darme la vuelta.

«Sorry, sorry», decía la listilla.

Zorry, diría yo, bonita.

No me molesta dar dinero a las personas que ofrecen servicios, sobre todo si se nota que realmente necesitan el dinero. Lo que me indigna es que me engañen en la cara, sin darse cuenta que las principales perjudicadas son ellas.

Con eso de que creo en el karma y en ese tipo de cosas, me tranquiliza pensar que la vida te devuelve lo que das. 

El karma, en general, y Karma Beach en particular, han sido los protagonistas de hoy.

Tania en Karma Beach

Los días siguientes han sido tranquilos, no hay mucho que resaltar. A parte de pagar la turistada de ir al templo de Uluwatu, poco más.

El templo de Uluwatu es muy famoso. A diario se montan largas colas para visitar el templo, las danzas balinesas que tienen lugar con la puesta de sol y el paisaje.

Como lo llaman «templo» y te obligan a ponerte sarong (la falda típica que te cubre las piernas), te esperas ver un gran templo lleno de monjes.

Templo, lo que se dice templo, no hay ninguno. Monjes…ni olerlos…Aún no comprendo por qué me tuve que poner esa falda sudada y maloliente. Lo cierto es que las vistas del acantilado son impresionantes, pero nada más.

 

Estamos esperando la llegada de nuestros amigos María Luisa e Iván en Ubud y tenemos que dejar el hostel de Herman.

Nos despedimos de Herman y su mujer, además de decir adiós a todos los huéspedes con los que habíamos estado coincidiendo estos días.

Moto, carretera y de vuelta a Ubud.

Por el camino, ya sin necesidad de gps, parece que vamos encontrando la ruta sin problema. Manu, muy contento de que su intuición le estuviese funcionando, no tiene la necesidad de mirar el móvil en ningún momento para comprobar si vamos bien.

Después de parar a comer, se le debió estropear la intuición y pensó que era muy buena idea llevar el móvil entre las piernas, para irse orientando mejor. La mochila, también entre sus piernas, servía de respaldo para el móvil.

Ir conduciendo por una carretera de 3 metros de ancho, por donde pasan coches y motos en ambos sentidos, con arrozales a los lados en los que te puedas pegar una buena leche, y llevar el móvil apoyado en la mochila entre sus piernas, le pareció una idea digna de ser patenta.

Resultado: móvil al suelo + móvil muerto + dos personas con un sólo móvil = Manu estará un mes unsando mi móvil, con lo que es muy probable que nos quedemos incomunicados los dos. 

Igualmente, si alguien quiere comprarnos la patente, la dejamos baratita.

Vamos a hacer noche en el Pondok Bali Home Stay, donde ya estuvimos antes de bajarnos para el sur, y donde alquilamos la moto.

Al día siguiente, que llegan nuestros amigos, nos cambiamos a otro lugar…

¡Qué lugar!

Han alquilado una villa privada para 4, con piscina privada y desayuno fabuloso, en medio de un arrozal espectacular.

Iván no me deja decir que ellos han pagado la villa…me ha censurado…así que no lo voy a decir ?

Aún no nos creemos que en unas horas vayamos a cambiar un modesto hostal por una villa privada con piscina.

¡Incrédibol!

Nos metemos en la cama algo nerviosos…mientras que nosotros dormimos, nuestros amigos deberían estar volando hacia aquí. Sin embargo, antes de acostarnos nos enviaron un whatsapp para decirnos que el primer vuelo se retrasaba unas hora y no sabían si iban a llegar con tiempo al segundo…

Señor, por favor, haz que lleguen pronto, que la villa está reservada pero nadie la ha pagado aún y si ellos no llegan nos tenemos que quedar en el hostal ?

¡Hazme el favor!

No pego ojo pensando en si habrán llegado bien, si habrán dormido bien, si estará todo bien…

Pero no vas a poder saberlo hasta la próxima semana.

Esta semana la reservamos para María Luisa e Iván. Queremos disfrutar a tope de estos días con ellos y de todas las cosas que queremos enseñarles.

La villa privada con pisicina y desayuno en medio de un arrozal, de ducha con mampara, salón con tele de plasma y cama extra grande, es algo secundario.

Lo más importante es poder compartir momentos especiales con gente especial.

Si a eso le añades lo otro, todo apunta a que serán unos días perfectos…Ya veremos…

Te cuento todos los detalles muy pronto.

UN ABRACITO

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Acerca de la autora

Tania Carrasco Cesteros

Ayudo a las mujeres con síndrome de Superwoman a recuperar su energía y su peso ideal para tener el cuerpo poderoso que les permita hacer frente a todos sus retos, sin estrés y desde el amor por sí mismas.

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